13 de noviembre de 2012

La princesa cocinera

La princesa Primavera es una excelente cocinera. Complace a palacio y a los invitados con sus delicias culinarias, atrae visitantes de todos los reinos cercanos y lejanos. Primavera no es cualquier cocinera. Ella prepara exquisitos platillos con ingredientes al dedillo.  En ningún otro reino se puede saborear las pastas con achicoria sin salpimentar. Los comensales se regocijan cuando prueban sus papas fritas y piden con fervor más zanahorias al morrón.

Pero la princesa Primavera tiene un grave problema. Cuando ella cocina solamente improvisa y olvida anotar lo que pronto va a olvidar. Los reyes, muy preocupados, han consultado consejeros y sabios. “Primavera no tiene ningún remedio” les ha dicho el consejero del medio. “Primavera madurará a su tiempo y ya nada hará sin tiento” replica con soltura el sabio de más altura. “Primavera necesita un susto, uno grave sin duda, uno que le enseñe a ser ordenada y nunca olvide una receta realizada” les dice un consejero bigotón con aires de sapiencia mientras se rasca las orejas con aspecto bonachón.

Los reyes deciden aplicar este plan y se preparan a su hija un gran susto dar. Primavera cocinaba sin parar día y noche, cuando se le acerca su madre y le dice con reproche: “Siempre estás cocinando, para extranjeros y visitantes, y nunca nos preparas algo a mí y a tu padre. Primavera le dice: “No hace falta más espera. Un platillo especial tendrán para la cena”. Y la princesa cocinó con esmero y ahínco, más olvidó como siempre cada paso que hizo. A la hora de la cena les ofrece orgullosa bombones de espinaca, estofado de cebollín y empanada de mandioca. Todos los comensales disfrutan tan singular festín, pero nadie vio como los reyes se ponían de acuerdo con un mohín.

“Me ahogo, me muero” gritó de pronto el rey. “Es alérgico ha algo comido” dice la reina, ahogando un bufido. “Dime, Primavera, ¿qué ingredientes usaste?” pregunta el consejero bigotón. Y Primavera llora a mares, porque olvidó todo de un sopetón: “Tan solo debí anotarlo, ser ordenada y calmada. Ahora mi padre muere por ser tan atolondrada”. Cuando ven su arrepentimiento los reyes y consejeros deciden terminar con todo el teatro y el esmero.

“No llores más mi niña, mi vida no peligra. Pero no olvides anotar tus pasos y ser más cuidadosa”. Primavera salta de alegría al ver a su padre vivo y desde ese día anota cada cosa sin justificativo. Primavera la princesa cocinera hoy es ordenada y compuesta, anotando todas sus ideas en su libro de recetas.


Autora: Ratona De las calabazas.

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