17 de enero de 2013

Reflexiones vampíricas III

Intenté caminar más rápido, avanzar lo más que pudiera hasta alcanzar la esquina iluminada. Sabía que me seguía, de eso estaba segura, más era imposible verlo o sentirlo. Su presencia imperceptible era precisamente lo que lo delataba. No estar ahí me indicaba que definitivamente lo estaba. Las sombras me envolvían, la muerte carcomiendo los talones si me retrasaba solo un poco. Apuré más el paso dando las trancadas más largas que me permitían la falda y los tacones. Otra esquina iluminada. Suspiro un momento intentando regular mi respiración antes de re emprender la marcha.

Fuente Imagen

Cruzo hacia la otra esquina, girando constantemente la cabeza para verificar si aun seguía mi rastro, si podría vislumbrar alguna señal de él. Caminando con la mirada hacia atrás choco de frente, me golpeo la cabeza y caigo semi inconsciente en la vereda. El golpe fue como si hubiese chocado un camión o una pared de concreto. Que sé yo, nunca he chocado con ninguna de las dos cosas. Solo sé que fue duro, fuerte y doloroso como los mil demonios. En el suelo siento que sangra mi boca y mis oídos. La figura contra la que choqué comienza a recuperar movimiento, se agacha y limpia los restos de sangre de mi boca.

-Los libros y las películas son de gran ayuda, ¿sabes?- me susurra mientras lame la sangre de sus dedos-. Ustedes siempre miran para atrás, pero nunca hacia adelante. Tal y como aparece en las películas y los libros. Como si el peligro solo pudiese venir de su pasado, una sombra, ¿no?. Algunas veces, chère, la muerte está justo en frente de tus ojos.

Autora: Ratona De las calabazas

No hay comentarios:

Publicar un comentario