1 de enero de 2013

Megan II

Para las princesas la felicidad es una obligación. Es culpa de los cuentos de hadas, eso está seguro. Porquerías de relatos que solo existen para embotar los cerebros de los infantes babosos que terminan creciendo para convertirse en adultos bobalicones. Estoy harta de ver a niñas pequeñas con tiaras de juguete que cuando me ven me saludan con esas sonrisas estúpidas y vacías.

Pero volviendo al tema, es cierto. La felicidad en las princesas es una obligación.Al igual que la simpatía, la belleza, el encanto y el carisma. Por supuesto, todo lo anterior es fácil de fingir. La belleza viene por herencia así que no hay mucho que hacer en ese campo, además de preocuparme de estar bien vestida y bien peinada. El encanto, simpatía y carisma se pueden ocultar con una sonrisa amable, palabras corteses y silencios contemplativos. Así, además de todo lo anterior, eres humilde y tímida. En resumen, una perfecta princesa.

Ah, pero falta un detalle, ¿cierto? La felicidad de la princesa. ¿Cómo es ese final tan sabido? "Y vivieron felices para siempre". Me parece un final medianamente aceptable. Ahora bien, no hay restricciones para los métodos utilizados al conseguir ese felices para siempre. Al menos, yo no considero tener ningún tipo de restricciones, sin importar quién se entrometa en mi camino. Espero que todos sean muy felices y atentos con esta princesa cuando el último suspiro de vida abandone sus cuerpos. Después de todo, es un mínimo de cortesía que puedo exigir.

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Fuente Imagen
Autora: Ratona De las calabazas

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