2 de diciembre de 2012

Prisión

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Avanzó con decisión, sabía que esta vez lo lograría. No recordaba cuánto tiempo había pasado desde que había volteado en esa dirección, pero estaba seguro de que era la correcta. TENÍA que ser la correcta. Aumentó su velocidad al ver un destello en el fondo, con ansías desatadas se lanzó tras la luz. Y chocó estrepitosamente contra una barrera. Estaba tan seguro de que lo lograría, de que esa vez conseguiría encontrar una salida. Pero ese nuevo fracaso no impediría que siguiera buscando. Hizo una breve introspección, intentando visualizar el lugar desde donde venía con anterioridad y las distintas rutas que ya había recorrido.

Se sintió desfallecer. No había lugar al que no hubiese dirigido su empeño, no había dirección que no hubiera probado ya. Sintió el peso de su condena interminable caer de pronto, como unas cadenas que aprisionaban su cuerpo hasta despedazar cada trozo de su ser. Una luz distrajo sus lamentaciones. Un brillo sobre él, que no había visto antes. Nunca se había dirigido hacia allá, nunca había intentado "escapar hacia arriba". Se precipitó hacia esa dirección, esperando, confiando, rezando. Esa era su última oportunidad.

Al aproximarse a la luz vio una barrera, mas esta era distinta a las otras. Más diluida, transparente... quizás ¿traspasable? Lo intentó con cuidado en un comienzo, ya había tenido malas experiencias con anterioridad. Y vio como poco a poco su cuerpo franqueaba los límites, se acercaba a la ansiada libertas. Y se lanzó de lleno. Más no fue libertad lo que encontró, solo la muerte. La muerte era la única que le ofrecía la mano para liberarlo, pero él rechazó el ofrecimiento. Retrocedió en su empeño, cayendo cada vez con más diligencia. Y nadó el resto de su vida, con la certeza de que lo único que evitaba su liberación era el inmenso temor al fin de su propia existencia.

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